El Teatro Arbolé, (socio de ARES, Aragón Escena) estrenó ‘Un día en el Teatro’, un viaje iniciático al mundo de las artes escénicas que se pudo ver en su Sala de Zaragoza la pasada semana. Se trata de una producción con dos generaciones de actores titiriteros, que pretenden renovar el repertorio de la compañía cuando se celebra su 40 aniversario. El espectáculo está pensado para que sea una de las primeras experiencias teatrales de los niños, con mimo, clown, títeres, música, danza, circo, etc.
Con el movimiento rítmico surge la danza, el lenguaje del cuerpo. La nariz de payaso vuelve a ser el motivo para la aparición de un nuevo personaje, que capta la atención de los espectadores, y que hace aparecer más narices rojas de la nada. Es un mago, que juega con el público y con el otro personaje inicial de esta historia, y, de ese juego entre los dos, surgen primero las onomatopeyas, después la palabra, después el texto, luego la historia y por último, la narración.
Y con el mismo orden natural llegamos a los libros. Son libros con ilustraciones, libros conocidos que cuentan historias conocidas, con las que los niños se encuentran cómodos. La lectura como elemento formativo. El libro como escenografía de la que surgen miles de personajes. Su personaje más querido: Pelegrín, en su línea de no hacer nada de lo que se espera de él, se escapa de uno de los libros, deja de ser una ilustración para ser él, un personaje teatral, un títere. Y lo cuenta al público, les enseña cómo está construido, cómo se mueve y también cuenta su historia. Se hacen presentes los títeres como lenguaje teatral.
La escenografía se ha realizado con la idea de que la representación transcurra en torno al mundo secreto y misterioso de los libros. Abrir y cerrar libros, ver y leer libros, imaginar libros, convertirlos en personajes, fabricar las historias contadas con letras en imágenes, en representaciones. El espectáculo es un juego para desarrollar la imaginación y acercarnos a la literatura, a los libros y a las bibliotecas como lugares fantásticos, porque el ser humano es lenguaje y memoria.
‘Un día en el teatro’ es, en suma, una obra llena de simbolismos y reivindicaciones. Con este espectáculo, Arbolé sigue acercando a los espectadores más pequeños al mundo del teatro; pone en valor la importancia de los géneros teatrales: el circo, los títeres, los actores, la música y la danza. Desde el primer momento construye todos los personajes con un fin: educar en la comprensión de los lenguajes teatrales. Con la representación pretende que el teatro deje un recuerda en los espectadores más pequeños que perdure en todo su proceso de aprendizaje y perdure en su crecimiento.